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Razones espirituales para luchar por el reconocimiento legal del matrimonio homosexual

Publicado: 2014-06-25

El amor de pareja, en su expresión más elevada, es una unión que contribuye a nuestro crecimiento espiritual. A través del cuidado que recibimos y damos, aprendemos a cuidar de nuestro prójimo. A través de las dificultades, aprendemos más sobre la mente humana y cómo superarlas. Nos volvemos maestros y aprendices de nuestro amado y nuestro amor y aportamos a la comunidad todo lo bueno que cosechamos de nuestras relaciones. Cuando el amor es auténtico, regalamos al mundo todo lo que podamos ofrecer en términos de crecimiento espiritual y felicidad a nuestra pareja. A través de uno, amamos a todos los seres. 

Si bien esta no es la realidad de todas las parejas, que aún tenemos mucho por aprender, al menos es un ideal realizable.

El reconocimiento legal del matrimonio homosexual y, por qué no decirlo, el reconocimiento religioso, no pueden hacer más que aportar a la constitución de parejas más felices. La felicidad es un bien que tiene la capacidad de multiplicarse. Apoyando a las parejas a mejorar su amor, a convertirlo en un regalo para la humanidad, en una inspiración de ternura y cuidado que pueda replicarse en todos los niveles y tipos de relación, estaremos contribuyendo a una sociedad más compasiva y justa.

Pensar que el amor es una cosa privada sólo entre dos constituye una ceguera que niega la naturaleza social de nuestra especie. Lo que pasa entre dos se replica hasta alcanzar a toda la humanidad en la infinita red de codependencia en la que los seres existimos.

Mirar una expresión de afecto entre dos mujeres o dos hombres con ternura, enseñar a nuestros hijos a mirarla con ternura, es sembrar una semilla para una sociedad donde ningún individuo pase desapercibido ni ignorado.

Los homosexuales tenemos hoy el poder que sólo te puede dar ser objeto de opresión. Es el poder convertir la situación en una oportunidad de abolir todas las opresiones. Tenemos la oportunidad de sembrar la semilla de una sociedad donde todos nos podamos mirar con afecto e involucrar en la búsqueda de felicidad del otro. Llegará el día en que ser homosexual sea como ser zurdo y esa oportunidad se habrá perdido si no libramos esta lucha con amor, reconociendo que ningún ser humano es nuestro enemigo, que el verdadero enemigo es el miedo.


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No sabemos nada

No soy filósofo, ni académico, ni intelectual, ni maestro espiritual, así que habrá muchos que puedan decir esto mejor que yo. Pero lo diré.